COMENTARIO DE TEXTO
Amigos y vasallos de Dios omnipotente,
si escucharme quisierais de grado atentamente
yo os querría contar un suceso excelente:
al cabo lo veréis tal, verdaderamente.
Yo, el maestro Gonzalo de Berceo llamado,
yendo en romería acaecí en un prado
verde, y bien sencido, de flores bien poblado,
lugar apetecible para el hombre cansado.
Daban color soberbio las flores bien olientes,
refrescaban al par las caras y las mentes;
manaban cada canto fuentes claras corrientes,
en verano bien frías, en invierno calientes.
si escucharme quisierais de grado atentamente
yo os querría contar un suceso excelente:
al cabo lo veréis tal, verdaderamente.
Yo, el maestro Gonzalo de Berceo llamado,
yendo en romería acaecí en un prado
verde, y bien sencido, de flores bien poblado,
lugar apetecible para el hombre cansado.
Daban color soberbio las flores bien olientes,
refrescaban al par las caras y las mentes;
manaban cada canto fuentes claras corrientes,
en verano bien frías, en invierno calientes.
Este texto es uno de los 25 milagros que forman
parte de los “Milagros de Nuestra
Señora”, de Gonzalo de Berceo. Esta obra es de la edad media y pertenece al
mester de clerecía. El mester de clerecía surge en la primera mitad del siglo
XIII, así se le llamaba a la escuela de
los escritores cultos, es decir de los clérigos, y que eligieron el romance
como lengua literaria. “Los Milagros de Nuestra Señora” fue el primer
libro que tenia autor, ya que en la edad media todas las demás obras eran
anónimas. El leguaje que se utilizaba era cuidado y selecto, pero no del todo
ya que eran obras didácticas para el pueblo llano. El mester de clerecía se
opone al mester de juglaría, pero algunos aspectos como el público y el idioma
los compartían, además de algunas formas juglarescas ya que el mester de
clerecía se escribía para luego ser leído. Normalmente trataba de temas
religiosos, como este fragmento,
históricos y novelescos.
Los “Milagros de Nuestra Señora” está formado por 25
milagros de la Virgen María, precedidos por introducciones alegóricas. En cada
uno de los milagros narran la intervención de la Virgen para salvar algún alma
o para proteger de algún mal. La finalidad de estos milagros es didáctica y
tiene una función propagandística, para buscar fama e ingresos económicos para
los conventos.
En su
estructura externa, la métrica es la misma a la de todos los escritos de la
edad media, ya que está redactado en
cuaderna vía. Cada estrofa está formada por cuatro versos alejandrinos (14
sílabas) que riman entre sí en consonancia: AAAA, con cesura tras la séptima
sílaba.
A/mi/gos/ y /va/sa/llos / de/ Dios/ om/ni/po/ten/te, 14(7+7) A
si es/cu/char/me /qui/sie/rais /de/ gra/do a/ten/ta/men/te 14 (7+7) A
yo os/ que/rrí/a /con/tar/ un/ su/ce/so ex/ce/len/te: 14 (6+1 y 7) A
al /ca/bo/ lo/ ve/ré/is /tal, /ver/da/de/ra/men/te. 14 (7+7) A
si es/cu/char/me /qui/sie/rais /de/ gra/do a/ten/ta/men/te 14 (7+7) A
yo os/ que/rrí/a /con/tar/ un/ su/ce/so ex/ce/len/te: 14 (6+1 y 7) A
al /ca/bo/ lo/ ve/ré/is /tal, /ver/da/de/ra/men/te. 14 (7+7) A
Como
todos los milagros del libro, tiene un tema religioso y una finalidad didáctica
para levar al pueblo llano por la buena vida.
En este texto podemos apreciar rasgos de oralidad, ya que su finalidad era difundirlo al pueblo
llano, pero como no sabían leer había que leérselo (“si escucharme quisierais
de grado atentamente” verso 2, y “yo
os querría contar un suceso excelente” verso 3.
En definitiva, es un fragmento de uno de los
milagros del libro “Los Milagros de Nuestra Señora” de Gonzalo de
Berceo en el que se ve que es mester de clerecía, pero que se parece al mester
de juglaría ya que comparten público.
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